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Marina Isasa: «No hay estrategias específicas de circularidad para ciudades»

Marina Isasa explicó el trabajo de un proyecto más amplio entre el Ayuntamiento de Gavà i Aigües de Barcelona cuya primera fase, de 2017-2018, consistió en diagnosticar la circularidad de Gavà en tres pasos iniciales:

  • Identificar a actores territoriales y analizar los flujos
  • Mapear las oportunidades de circularidad en el territorio
  • Definir la agenda estratégica, de donde salieron diez oportunidades de circularidad.

Esas diez oportunidades han formado parte de las políticas de economía circular del Ayuntamiento de Gavà.

En una segunda fase, se empezó a trabajar en la implementación de tres de esas oportunidades:

  • Gestor energético compartido
  • Reutilización de aguas regeneradas de la ERA Gavà-Viladecans
  • Alternativas a residuos específicos y modelo de gestión compartida.

Paralelamente, se monitorizó y cuantificó el impacto real de las oportunidades identificadas a través de los cambios en diferentes indicadores de impacto ambiental económico y social. Esta acción se realizó estableciendo marcos de indicadores de sostenibilidad y circularidad que ya existen para las ciudades. El objetivo de la medición fue el de establecer el éxito o fracaso de la implementación de esas estrategias para reevaluarlas y mejorar la transparencia.

Isasa lamentó que no hay estrategias específicas de circularidad para ciudades, aunque existen algunas iniciativas pioneras. Esta falta de estrategias específicas impide, en su opinión, la implementación de acciones concretas que ayuden, por ejemplo, a reducir el impacto per cápita de los residuos generados en las ciudades.

La metodología usada en el caso de Gavà consistió en el establecimiento de indicadores tanto de sostenibilidad como de circularidad propuestos por la Unión Europea y su revisión y estudio para saber cuáles pueden ser aplicables a las ciudades. Entre los indicadores de sostenibilidad destacan los 25 del City BluePrint, agrupados en siete temáticas. En conjunto son 24 indicadores de circularidad, los cuales pueden usarse a diferentes escalas para que las ciudades elijan en función de seis sectores.

Con todos esos datos, de carácter público, se establece un resultado puntuado del 1 al 10 que permite una comparación entre ciudades. Desde Cetaqua se valoró también la facilidad de cálculo y su relevancia para la circularidad, de forma que se propusieron 24 indicadores de los que cinco, como mínimo, eran válidos para el caso del Ayuntamiento de Gavà. Unos indicadores cuya implementación hay que medir para evaluar su impacto y éxito.

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